viernes, 8 de junio de 2012

Relato La Playa III (continuación).



Cuando llegué a la discoteca me encontré un poco desorientado, pues no conocía el local, había mucha gente y era difícil avanzar sin tropezar con alguien. Sin rumbo fijo fui a dar a una barra de bar y en el momento que pude le pregunté al camarero cómo llegar a la pista de abajo, él muy amable y gritándome al oído ( debido al volumen de la música), me indicó cómo llegar.



Tras atravesar la abarrotada pista de baile llegué a la escalera que iba al nivel inferior, al bajar pude comprobar que en este nivel el ambiente era de música latina, también había mucha gente, sobretodo en la pista, pero se podía transitar sin tanta dificultad, y al localizar la barra de bar me dirigí a ésta.


Al llegar dí una ojeada alrededor de la barra y no los localicé, por lo que decidí pedir una bebida y esperar a que vinieran. Mientras bebía apoyado en la barra miré a la pista, y tras un buen rato de búsqueda pude localizar la cabeza de Fernando justo al otro extremo de dónde yo me encontraba. Me dirigí hacia ellos con el vaso en mano esquivando las personas que estaban bailando animados ritmos latinos.



En el momento que ya veia a Fernando, pude ver que éste estaba bailando totalmente pegado a Ana, mientras que detrás de ella había otro hombre que le restregaba el paquete en su culo con descaro, y de vez en cuando con la escusa del ritmo de la música le sobaba las tetas. Mi mujer movía el culo arriba y abajo, variaba y se echaba hacia atrás apoyándose en el otro hombre y restregando su sexo con el de Fernando mientras éste metía sus manos por el corte lateral del vestido para coger el precioso culo de ella. La escena me sorprendió un poco, no por lo de Fernando que ya lo tenía asumido, sino por la presencia del otro hombre, me acerqué y Ana me dijo:

" ¡Ah!, ¿ya estás aquí?, ha sido llegar y nos hemos puesto a bailar."

A continuación me cogió el vaso que llevaba, y se bebió lo que quedaba. Luego me dijo: " Acércate a la barra y traeme algo de beber que tengo mucho calor..."

Y de inmediato continuó moviéndose entre los dos hombres de la misma manera, incluso acentuando más los movimientos.

Yo me dirigí a la barra con mis pensamientos: "¡Qué guarra, está cachonda perdida y ya se lia hasta con desconocidos! ". Llegué cerca del camarero, y cuando pude le pedí un bourbon con cola, que es la bebida preferida de Ana. 

Al regresar con la bebida, miré al sitio donde estaban bailando antes y ya no les ví, pero al revisar los alrededores encontré a Fernando sentado en unos sofás con mesita a modo de privado, me dirigí a él y le pregunté: " ¿Dónde está Ana? ", él respondió: " Ha ido al baño, y el hombre que bailaba tras ella se ha ofrecido a acompañarla. "

Fernando y yo entablamos una conversación, y al rato vimos que volvía Ana. Se la veia espectacular dirigiéndose hacia nosotros con un paso firme que hacía bambolear sus senos bajo el vestido. Al llegar y sin decir una palabra se acercó a mí y me dió un beso en la boca, me metió su lengua y jugó con ella en el interior de mi boca. Fué un beso salvaje, húmedo, sobretodo porque al dejar de besarme noté en mi boca una presencia extraña, suave, cremosa y densa, al tragar noté un sabor salado y ácido a la vez. ¡ Era semen !, el semen del tipo que había estado con ella en el baño y que se había corrido en su boca tras una magnífica comida de polla por parte de mi generosa esposa. Al averiguar lo que me había tragado quise coger el vaso de mi mujer para beber, a lo que ella respondió quitándome el vaso: "Si bebes te quitará el sabor, y tienes que acostumbrarte a él, pues a partir de ahora va a estar muy presente en tu dieta..." A continuación le dijo algo al oído a Fernando y éste esbozó una sonrisa de sorna mirando el gesto de mi cara.

Yo estaba totalmente descolocado, pues veía que la situación se me estaba yendo totalmente de las manos, y mientras observaba cómo mi esposa empezaba a meter mano a Fernando por la bragueta de su pantalón para palpar su creciente miembro. Al mismo tiempo él aprovechó para magrearle las tetas a mi mujer e ir bajando poco a poco hasta llegar a su sexo por debajo de la falda. Ana estaba disfrutando el momento pues cerró los ojos y giró levemente su cabeza hacia atrás y a un lado, signo inequívoco de que estaba a punto de correrse, pero no llegó a hacerlo, pues de improviso llegaron unos hombres a la zona reservada en la que estábamos, y ésto les cortó el rollo.

" ¡Fernando, cuánto tiempo sin verte! ", dijo el más alto de ellos acercándose y dándole un efusivo saludo. 

Fernando por su parte se levantó y les dio la mano, esa que acababa de sacar del coño de mi señora, y dijo: " ¡Alberto y Juan, vaya par de crápulas que acaban de caer por aquí!. De inmediato y antes de entablar cualquier conversación se dirigió a ambos y nos presentó: " Alberto, Juan, esta es Ana y su marido Manolo ", ambos nos miraron con un gesto de desconcierto, sin duda provocado por la imagen que habían visto al llegar de Fernando y Ana, pero de inmediato reaccionaron con una sonrisa y mientras Juan me daba la mano educadamente, Alberto se acercó a mi mujer y tras dos besos en la cara le dijo: " ¡Encantado de conocerte, y puedo decir que el hecho de conocer a tan bella mujer ya me ha alegrado la noche! ", después los hombres invirtieron los papeles y Juan dio dos besos a Ana y Alberto me saludó estrechando mi mano y diciendo: " Te felicito, ¡tienes una mujer espectacular!", yo sólo acerté a decir: " Gracias, ya lo sé. "

Después se sentaron al lado de Fernando y empezaron a conversar de cosas suyas mientras Ana ponía interés en la conversación. Para oír mejor se echó hacia adelante y al abrirse el corte de la falda dejó a la vista sus piernas hasta la cintura, dejando claro que no llevaba nada debajo, asimismo por el lateral del vestido le podían ver perfectamente el desnudo pecho casi por completo, que con los comentarios y bromas de los recién llegados provocaban la risa de Ana con el consecuente bamboleo de sus senos. Ésta situación produjo una incesante lluvia de miradas de Alberto y Juan hacia mi mujer, avanzando la conversación cada vez más hacia temas más picantes y atrevidos.

En un inciso Fernando se levantó y nos dijo: " Vamos a la barra a por bebidas, ¿ queréis algo? ". A lo que Ana contestó: " A mí tráeme otro bourbon con cola.", y cuando iba a pedir yo, mi mujer dijo categóricamente: " No, Manolo no bebe que tiene que conducir.

Yo me quedé cortado por su reacción y no dije nada, pensé que no iba a tener ocasión de quitarme aquel sabor a semen de mi boca en toda la noche.

Seguidamente los tres hombres se fueron en dirección a la barra comentando entre ellos.

Ana acercándose a mi oído me susurró: " Te quiero bien sereno para que puedas disfrutar tu sesión de cuernos.", y me dio un tiento en la polla por encima del pantalón para calibrar mi calentura, me puso a mil, metí mi mano bajo el vestido y le toqué el coño, lo tenía ardiendo y estaba chorreando como una perra, cuando quise avanzar pasando un dedo por su clítoris ésta dió un suspiro y me apartó la mano diciendo: " Espera que la noche no ha hecho más que empezar "

En ese instante regresaron los tres hombres con las bebidas. Ana cogió su vaso y casi de un trago se bebió la mitad, necesitaba apagar su fuego.

Alberto se dirigió a ella y dijo: " Fernando me ha dicho que eres una gran bailarina, ¿quieres bailar conmigo? ". La respuesta de Ana no se hizo esperar cogió a Alberto de la mano y se dirigieron ambos a la pista poniéndose a bailar. 

Mientras Fernando y Juan hablaban conmigo sobre mi mujer: que si era
muy afortunado por tener una hembra así de "dispuesta", si hacía mucho tiempo que estábamos casados, etc. Yo mientras me hablaban miraba a la pista y veía que Alberto y Ana habían empezado una danza similar a la que antes había presenciado, pero cuál fue mi sorpresa cuando de pronto mi mujer trajo de la mano a Alberto al reservado y cogió a Juan para llevarlo a la pista, siguiendo el baile como lo había dejado. Juan era un tipo bien parecido y de complexión atlética, aunque era más bajo que Alberto y Fernando. Alberto marcaba un abultado paquete fruto del reciente roce en la pista y bebió ávidamente de su copa.

En la pista el espectáculo de Ana y Juan estaba rayando la pornografía, pues estaban "bailando" él con las manos bajo la falda de Ana y ella con una mano en el paquete de él, al poco de esta situación mi mujer le dijo algo al oído a Juan y éste se quedó en la pista mientras que Ana vino hacia nosotros y cogiéndo a Alberto de la mano dijo: " Ven con nosotros. ". Alberto no se hizo esperar y se fue con ella hasta la pista empezaron un breve baile sándwich en el que ellos eran el "pan" y Ana el "jamón y queso".

A los pocos minutos mi mujer cojió a ambos de la mano y se los llevó hacia el fondo de la discoteca donde estaban los baños. Yo imaginé que iba a repetir la escena vivida antes con el otro hombre y, tras unos momentos de conversación con Fernando, me excusé y me fui al baño de caballeros. Al entrar me crucé con un hombre que salía de lavarse las manos, había una hilera de los típicos urinarios de pared, y a continuación las cabinas de los wc, todas estaban con la puerta entreabierta, excepto la última de la derecha en la que se oía un cierto ruido. Entré en la cabina contigua y subiéndome al inodoro dí un vistazo por encima de la mampara de separación. Efectivamente allí estaba Ana siendo penetrada por Alberto mientras chupaba la polla de Juan que era extremadamente larga, sobretodo en relación a su estatura, yo creo que era similar a la de Fernando pero sin ser tan gruesa. Con las embestidas de Alberto la boca de Ana iba engullendo paulatinamente cada vez más la larga polla de Juan, llegando en algún momento a tragársela por completo. 

El espectáculo era tal que me saqué la polla y empecé a pajearme, y al otro lado Alberto y Juan aceleraban el ritmo de sus embestidas, mi mujer emitió un prolongado pero contenido quejido signo de que se había corrido como una cerda, y a continuación, se sacó la polla de Alberto del coño para empezar una mamada a dúo a los dos hombres en agradecimiento por su reciente orgasmo.

Yo con la visión de mi mujer chupando aquellas pollas como si en ello le fuese la vida, empecé a acelerar el ritmo de mi paja, pero de repente llamaron a la puerta y una voz dijo: " Manolo,¿estás ahí? ", me pareció reconocer la voz de Fernando, y ya desconcentrado por el susto me bajé del inodoro, guardé mi polla en el pantalón y tras un momento dije: " Sí, dime

Fernando contestó: " Te estaba buscando para decirte que en cuanto encuentre a Ana nos vamos todos a mi apartamento "

Yo contesté desde dentro: " Vale, de acuerdo dame un minuto que ahora salgo ", y para despistar tiré de la descarga de la cisterna del wc.

Él contestó: " Te espero en el reservado al lado de la pista ", y a continuación abrió la puerta del baño y se fue.

Yo aproveché para volverme a subir a la taza del inodoro para ver cómo iba Ana en la cabina de al lado, pero al asomarme pude comprobar que no había nadie, por lo que bajé de la taza y me fui a los lavabos, me lavé las manos pensando cómo era posible que se hubieran marchado sin que Fernando los hubiera visto, me sequé las manos y al salir, Ana se avalanzó sobre mí dándome otro morreo similar al de antes, con mucha lengua y mucho contenido, pues llevaba en la boca la corrida de los dos hombres que se había follado en el baño. Yo esta vez, conociendo el contenido del obsequio lo retuve en la boca para después escupirlo, pero mi mujer vio mis intenciones y separándose de mí me dijo: " Trágatelo ya te he dicho que hoy vas a acostumbrarte a su sabor, si no lo haces ya te puedes ir para casa "

Ante la amenaza hice de tripas corazón y me lo tragué sintiendo otra vez la sensación y sabor anteriormente vividas.

Ana ante su victoria me miró con una sonrisa burlona, me dió la mano y me llevó hasta el reservado adonde nos esperaban los tres hombres. Al llegar Alberto me miró sonriendo y me ofreció bebida diciendo: " Anda, bebe algo para pasar el "mal trago", ¡ah! y no te preocupes que no lleva alcohol "

Cogí el vaso y casi de un trago me bebí el refresco entero, ya que tenía la boca pastosa por la cantidad de semen ingerido y el calor que estaba pasando. Me senté en el sofá y en pocos segundos empecé a notar una potente somnolencia y de inmediato me quedé profundamente dormido.




CONTINUARÁ


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