Bueno, tras unos días de problemas informáticos, continuamos con el relato.
Tras
conducir unos veinte minutos llegamos al local de copas que dijo Carlos, la
verdad es que era una entrada super discreta, incluso me llamó la atención que
había que llamar al timbre para poder entrar. Nos abrió una mujer muy guapa de
unos treinta años y al entrar se podía ver una barra de bar en la que había
varios hombres y un par de parejas charlando. Carlos se dirigió al camarero
como si lo conociera de toda la vida y dijo: “Andrés, ellos vienen conmigo,
vamos a dentro a los sofás.” El camarero nos miró y con un gesto de aprobación
le hizo un saludo a Carlos.
Al
entrar pude ver que había varias parejas en los sofás, algunas acompañadas de
hombres, nos sentamos en un sofá y al momento vino la mujer que nos había
abierto la puerta, pedimos las bebidas y mientras Marta y Carlos seguían la
charla, yo empecé a fijarme en la pareja que teníamos justo en el sofá de
enfrente, pues empezaban a darse un sobo importante metiéndose mano
descaradamente ante nuestras narices y comiéndose la boca con ansia. Yo le iba
a comentar a mi mujer lo que estaba viendo, cuando de improviso llega otro
hombre al sofá de enfrente, deja un vaso en la mesa, y sin mediar palabra se
sienta al lado de la mujer y empieza a sobarle las tetas desde atrás y a
besarle en el cuello y la boca. ¡La escena me dejó pasmado!¡Menudo trío se
estaban montando! Entonces me percaté que tenía yo tenía la polla a reventar,
en parte por la escena, pero también debido a que tenía ganas de orinar, pues
en el cine no había ido al lavabo. Le dije a Carlos que seguía de charla con
Marta:” Perdona…, pero ¿dónde está el baño?”, y él me contestó: “ Mira al fondo
de aquel pasillo”. Me levanté y cruzando una pequeña pista de baile en la que
ahora no había nadie me dirigí al pasillo, no sin dejar de mirar de reojo a los
del sofá de enfrente que seguían con su faena. El pasillo estaba iluminado con
unas tiras de luces azules en el suelo a los laterales del pasillo y la verdad
es que se veía muy poco, vi una puerta que llevaba a una escalera de caracol
que bajaba al sótano y otra enfrente que llevaba a una estancia bastante
oscura, seguí hasta el baño, pues ya me urgía.
Al salir
del baño vi que de la escalera salía una pareja que entró en la sala oscura de
enfrente y me llamó la atención sobre todo la vestimenta de ella: iba desnuda
ataviada únicamente con un minúsculo tanga blanco que resaltaba bajo la luz
azul-violeta. Estuve dudando unos minutos, pero la curiosidad me pudo y entré
con precaución en la sala oscura y pude ver al hombre sentado en un sillón
mirando como la mujer agachada estaba cara a una pared moviendo la cabeza con
un movimiento de vaivén, al fijar más la vista pude ver que de la pared salían
varias pollas por unos agujeros que había en ésta,¡¡estábamos en un local de
ambiente liberal como en la peli porno que habíamos visto días antes!! De
inmediato me pregunté si mi mujer estaría al corriente de las intenciones de
Carlos al traernos a éste local, pero al mismo tiempo no podía apartar la vista
de aquella mujer que seguía chupando la polla que salía del agujero de la pared
mientras pajeaba otras dos con ambas manos, mientras, el hombre que había
entrado con ella en la sala se pajeaba mirando la escena.
Yo
estaba entre confuso y caliente, pues mi polla ya pugnaba por salir bajo el
pantalón. Decidí ir en busca de Marta para explicarle la situación, no sin
antes observar como la mujer se retiraba del agujero en el que estaba chupando
la polla y se dirigía a chupar la otra de la izquierda mientras dejaba escurrir
un reguero de semen por la comisura de sus labios. La escena me estaba poniendo
cardiaco, pero giré la cabeza y me dirigí a la zona de sofás.
Al
llegar casi a donde estábamos sentados, la visión de lo que vi me dejó de
piedra: Marta estaba morreándose descaradamente con Carlos al tiempo que sobaba
por encima del pantalón la entrepierna de éste, y él le correspondía metiéndole
mano bajo el vestido que ya tenía prácticamente abierto del todo enseñando
generosamente sus pechos y casi por completo su manoseado coño. Al acercarme,
Carlos se levantó con un abultado paquete en el pantalón y tras ignorarme le
dijo a mi mujer: “Te espero abajo, no tardes.” Y a continuación se fue en
dirección al pasillo por el que yo había venido.
Yo no
salía de mi asombro, y me senté junto a mi mujer que al tiempo cerraba sus
piernas y recolocaba sus pechos en el vestido. Yo le dije: “ ¡Pero Marta!, ¿qué
demonios está pasando aquí?”,y ella con mucha tranquilidad me respondió: “
Hemos venido a cumplir la apuesta que tú me lanzaste el otro día y que dijiste
que no era capaz de realizar.” Me vino a la mente la escena de la película
porno y de cómo provoqué a mi mujer llamándola mojigata y su reacción y
entonces asustado até cabos, ¡se iba a follar a Carlos por ganar la apuesta!,
yo le quise hacer razonar, pero ella no me dejo hablar y dijo: “Mira, me voy a
levantar y voy a bajar esa escalera para follarme a Carlos, ya no sólo por la
apuesta que vas a perder, sino porque lleva toda la noche metiéndome mano y
estoy caliente como una perra deseosa que me folle con ese pedazo de tranca que
tiene, ¡que por cierto ya he probado en el cine haciéndole una buena mamada!.
Tú tienes dos opciones, o te quedas aquí esperando, o vienes abajo y presencias
como otro hombre me folla, haz lo que quieras.” Acto seguido se levantó del
sofá y se dirigió con paso firme hacia el pasillo por donde unos momentos antes
se había ido Carlos, pero en el último momento en vez de girar hacia la
escalera vi que se metía en la habitación de la pared de los agujeros.
Yo me
quedé reflexionando un momento sobre lo acontecido, y al venirme a la cabeza
una vez más la escena de la peli porno mi polla se puso otra vez dura, y sin
pensar en cómo podía acabar aquello, me levanté del asiento y me dirigí a la
estancia en la que había entrado Marta. Al entrar pude ver que mi mujer estaba
agachada en cuclillas chupando una polla que asomaba de uno de los agujeros de
la pared mientras con la mano derecha pajeaba otra, luego alternaba y chupaba
la de la derecha y pajeaba la de la izquierda. Puede apreciar que la de la
derecha era una polla bien larga, de unos 20 cm., pero no demasiado gruesa, la
otra era más o menos como la mía, tal vez un poco más gruesa.
Tras un
estar un rato mi mujer en la labor, giró la cabeza, miró a donde yo estaba, y
metiendo la mano por uno de los agujeros llamó a los hombres para hablar con
ellos, éstos se agacharon retirando sus pollas de los agujeros y tuvieron una
corta conversación a través del agujero, al momento mi mujer se levantó
viniendo hacia mí al tiempo que se abría la cremallera del vestido totalmente
para a continuación quitárselo, quedándose totalmente desnuda sólo con las
medias y los zapatos, me lo dio en la mano como si yo fuera un perchero y con
su mano tocó mi entrepierna que estaba muy abultada por las escenas que estaba
viendo y dijo: “Por lo tiesa que tienes la polla parece que te está gustando…”
se acercó a mi oído y susurró: “ Dame unos minutos y baja”, continuó con paso
muy sexy y la vi bajar por la escalera.
Yo me
quedé sin saber cómo reaccionar ante la actitud que estaba demostrando Marta de
mujer totalmente liberada y sin tabúes hacia el sexo, pero al margen de que
no
acababa de asimilarlo, mi polla decía todo lo contrario, pues estaba gorda y
dura como una piedra. Ensimismado en mis pensamientos pasó un buen rato y me
decidí a bajar por aquella escalera de caracol imaginándome la situación en que
me podía encontrar a mi mujer.
Al
llegar abajo había un pasillo del que se entraba a varias estancias a través de
unas puertas con cortinas, pero en las paredes del pasillo había agujeros a
diferentes alturas por los que se podía observar lo que pasaba dentro de las
habitaciones y al final del pasillo había otra escalera de caracol que iba
hacia arriba.
Me
acerqué a uno de los agujeros de la primera habitación y pude ver que en ella
había la mujer del sofá frente al nuestro que estaba haciéndole una soberbia
mamada a uno de los hombres mientras el otro le daba por el culo, la escena era
espectacular, pero yo seguí por el pasillo buscando a Marta.
En la
siguiente estancia miré por otro agujero y vi a una mujer cabalgando a un
hombre mientras otro se pajeaba en un rincón, creí reconocer a la mujer del
tanga blanco, bajé la vista al bulto de mi pantalón y seguí buscando.
Pasadas
dos habitaciones vacías llegué a la última del pasillo antes de llegar a las
otras escaleras, miré por el agujero y me quede asombrado: Marta estaba siendo
follada por Carlos mientras otro tío le follaba el culo y ella le mamaba la
polla a otro que estaba en pie sobre la cama enorme. Tras mi primera reacción
de asombro, empecé a fijarme en la escena y vi que Carlos realmente “calzaba”
un buen pollón que estaba haciendo disfrutar a Marta como una posesa por los
gemidos que daba, el otro que le estaba dando por el culo era el de la polla
larga que antes se la había chupado mi mujer en la sala de arriba y supuse que
el otro que estaba de pie sería el otro con el que había hablado a través del
agujero de la pared. La escena que estaba presenciando, al margen de lo que ya
llevaba durante la noche, hizo que instintivamente mi mano fuese hasta la
bragueta de mi pantalón y sacara la hinchada polla para empezar una frenética
paja, que no duró mucho, pues debido a la excitación tenía los huevos a
reventar de semen, y en pocos minutos tuve una corrida que sacudió mi cuerpo de
manera brutal y disparó semen a través del agujero de la pared hasta llegar a
darle a mi mujer.
Al notar
el impacto del semen miró hacia el agujero de la pared y como si supiese que
era yo el del otro lado de la pared aceleró la follada cogiendo un ritmo
frenético al tiempo que empezó a tener espasmos provocados por el orgasmo que
estaba teniendo, al mismo tiempo Carlos aceleró el ritmo de la follada así como
el hombre que le follaba el culo a Marta, culminando ambos en una corrida al
unísono uno en el coño y el otro en el culo de Marta.
El
hombre que le había follado el culo sacó su ya flácida polla, y del culo de mi
mujer, cayó un reguero de semen que siguió hasta los huevos de Carlos pues él
aún mantenía su polla en el interior de ella, y el hombre le dijo dándole un
pequeño cachete en el culo: “¡Ha sido genial, gracias guapa.!”. Marta no le
contestó, entre otras cosas, porque seguía mamándole la polla al otro tipo
hasta que tras un gemido, dio varios espasmos corriéndose en la boca de mi
mujer.
Marta se
sacó la polla de la boca, se incorporó sacándose del coño la polla medio
flácida de Carlos, y mirando hacia donde yo estaba, abrió la boca que tenía
llena del semen del hombre que se había corrido, la cerró, tragó y la volvió a
abrir para demostrar que se lo había tragado todo.
La
imagen era impresionante: los tres hombres extenuados por la follada con las
pollas caídas y en medio de la escena mi querida mujer de pie en la cama
sudorosa con chorros de semen cayéndole del coño y culo mirando hacia mí con
una sonrisa en la cara de “victoria”.
Yo
estaba al otro lado de la pared perplejo, pero al mismo tiempo excitadísimo,
pues mi polla en ningún momento había bajado pese a la brutal corrida. En ese
momento Marta bajó de la cama, salió de la estancia y viéndome con la polla
mirando al techo, se acercó a mí y dijo: “Qué cariño,¿era capaz, o no era
capaz?” y se quedó mirando mi tensa polla y replicó: “¡Vaya, no te la ha bajado
la corrida!, pero no te preocupes que vas a tener ocasión de hacerte más pajas
esta noche y las venideras, porque…¡¡Has perdido la apuesta!!”, se dio
la vuelta y volvió a entrar con los tres hombres.
FIN
Espero vuestros comentarios, y si alguien tiene algún relato cornudo que quiera publicar enviadlo a superlopezmanolo@gmail.com y lo publicaré con mucho gusto.
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