domingo, 10 de febrero de 2013

La apuesta – continuación parte 3- (Relato).


Bueno, tras unos días de problemas informáticos, continuamos con el relato.




Tras conducir unos veinte minutos llegamos al local de copas que dijo Carlos, la verdad es que era una entrada super discreta, incluso me llamó la atención que había que llamar al timbre para poder entrar. Nos abrió una mujer muy guapa de unos treinta años y al entrar se podía ver una barra de bar en la que había varios hombres y un par de parejas charlando. Carlos se dirigió al camarero como si lo conociera de toda la vida y dijo: “Andrés, ellos vienen conmigo, vamos a dentro a los sofás.” El camarero nos miró y con un gesto de aprobación le hizo un saludo a Carlos.

Al entrar pude ver que había varias parejas en los sofás, algunas acompañadas de hombres, nos sentamos en un sofá y al momento vino la mujer que nos había abierto la puerta, pedimos las bebidas y mientras Marta y Carlos seguían la charla, yo empecé a fijarme en la pareja que teníamos justo en el sofá de enfrente, pues empezaban a darse un sobo importante metiéndose mano descaradamente ante nuestras narices y comiéndose la boca con ansia. Yo le iba a comentar a mi mujer lo que estaba viendo, cuando de improviso llega otro hombre al sofá de enfrente, deja un vaso en la mesa, y sin mediar palabra se sienta al lado de la mujer y empieza a sobarle las tetas desde atrás y a besarle en el cuello y la boca. ¡La escena me dejó pasmado!¡Menudo trío se estaban montando! Entonces me percaté que tenía yo tenía la polla a reventar, en parte por la escena, pero también debido a que tenía ganas de orinar, pues en el cine no había ido al lavabo. Le dije a Carlos que seguía de charla con Marta:” Perdona…, pero ¿dónde está el baño?”, y él me contestó: “ Mira al fondo de aquel pasillo”. Me levanté y cruzando una pequeña pista de baile en la que ahora no había nadie me dirigí al pasillo, no sin dejar de mirar de reojo a los del sofá de enfrente que seguían con su faena. El pasillo estaba iluminado con unas tiras de luces azules en el suelo a los laterales del pasillo y la verdad es que se veía muy poco, vi una puerta que llevaba a una escalera de caracol que bajaba al sótano y otra enfrente que llevaba a una estancia bastante oscura, seguí hasta el baño, pues ya me urgía.

Al salir del baño vi que de la escalera salía una pareja que entró en la sala oscura de enfrente y me llamó la atención sobre todo la vestimenta de ella: iba desnuda ataviada únicamente con un minúsculo tanga blanco que resaltaba bajo la luz azul-violeta. Estuve dudando unos minutos, pero la curiosidad me pudo y entré con precaución en la sala oscura y pude ver al hombre sentado en un sillón mirando como la mujer agachada estaba cara a una pared moviendo la cabeza con un movimiento de vaivén, al fijar más la vista pude ver que de la pared salían varias pollas por unos agujeros que había en ésta,¡¡estábamos en un local de ambiente liberal como en la peli porno que habíamos visto días antes!! De inmediato me pregunté si mi mujer estaría al corriente de las intenciones de Carlos al traernos a éste local, pero al mismo tiempo no podía apartar la vista de aquella mujer que seguía chupando la polla que salía del agujero de la pared mientras pajeaba otras dos con ambas manos, mientras, el hombre que había entrado con ella en la sala se pajeaba mirando la escena.

Yo estaba entre confuso y caliente, pues mi polla ya pugnaba por salir bajo el pantalón. Decidí ir en busca de Marta para explicarle la situación, no sin antes observar como la mujer se retiraba del agujero en el que estaba chupando la polla y se dirigía a chupar la otra de la izquierda mientras dejaba escurrir un reguero de semen por la comisura de sus labios. La escena me estaba poniendo cardiaco, pero giré la cabeza y me dirigí a la zona de sofás.

Al llegar casi a donde estábamos sentados, la visión de lo que vi me dejó de piedra: Marta estaba morreándose descaradamente con Carlos al tiempo que sobaba por encima del pantalón la entrepierna de éste, y él le correspondía metiéndole mano bajo el vestido que ya tenía prácticamente abierto del todo enseñando generosamente sus pechos y casi por completo su manoseado coño. Al acercarme, Carlos se levantó con un abultado paquete en el pantalón y tras ignorarme le dijo a mi mujer: “Te espero abajo, no tardes.” Y a continuación se fue en dirección al pasillo por el que yo había venido.

Yo no salía de mi asombro, y me senté junto a mi mujer que al tiempo cerraba sus piernas y recolocaba sus pechos en el vestido. Yo le dije: “ ¡Pero Marta!, ¿qué demonios está pasando aquí?”,y ella con mucha tranquilidad me respondió: “ Hemos venido a cumplir la apuesta que tú me lanzaste el otro día y que dijiste que no era capaz de realizar.” Me vino a la mente la escena de la película porno y de cómo provoqué a mi mujer llamándola mojigata y su reacción y entonces asustado até cabos, ¡se iba a follar a Carlos por ganar la apuesta!, yo le quise hacer razonar, pero ella no me dejo hablar y dijo: “Mira, me voy a levantar y voy a bajar esa escalera para follarme a Carlos, ya no sólo por la apuesta que vas a perder, sino porque lleva toda la noche metiéndome mano y estoy caliente como una perra deseosa que me folle con ese pedazo de tranca que tiene, ¡que por cierto ya he probado en el cine haciéndole una buena mamada!. Tú tienes dos opciones, o te quedas aquí esperando, o vienes abajo y presencias como otro hombre me folla, haz lo que quieras.” Acto seguido se levantó del sofá y se dirigió con paso firme hacia el pasillo por donde unos momentos antes se había ido Carlos, pero en el último momento en vez de girar hacia la escalera vi que se metía en la habitación de la pared de los agujeros.

Yo me quedé reflexionando un momento sobre lo acontecido, y al venirme a la cabeza una vez más la escena de la peli porno mi polla se puso otra vez dura, y sin pensar en cómo podía acabar aquello, me levanté del asiento y me dirigí a la estancia en la que había entrado Marta. Al entrar pude ver que mi mujer estaba agachada en cuclillas chupando una polla que asomaba de uno de los agujeros de la pared mientras con la mano derecha pajeaba otra, luego alternaba y chupaba la de la derecha y pajeaba la de la izquierda. Puede apreciar que la de la derecha era una polla bien larga, de unos 20 cm., pero no demasiado gruesa, la otra era más o menos como la mía, tal vez un poco más gruesa.

Tras un estar un rato mi mujer en la labor, giró la cabeza, miró a donde yo estaba, y metiendo la mano por uno de los agujeros llamó a los hombres para hablar con ellos, éstos se agacharon retirando sus pollas de los agujeros y tuvieron una corta conversación a través del agujero, al momento mi mujer se levantó viniendo hacia mí al tiempo que se abría la cremallera del vestido totalmente para a continuación quitárselo, quedándose totalmente desnuda sólo con las medias y los zapatos, me lo dio en la mano como si yo fuera un perchero y con su mano tocó mi entrepierna que estaba muy abultada por las escenas que estaba viendo y dijo: “Por lo tiesa que tienes la polla parece que te está gustando…” se acercó a mi oído y susurró: “ Dame unos minutos y baja”, continuó con paso muy sexy y la vi bajar por la escalera.

Yo me quedé sin saber cómo reaccionar ante la actitud que estaba demostrando Marta de mujer totalmente liberada y sin tabúes hacia el sexo, pero al margen de que
no acababa de asimilarlo, mi polla decía todo lo contrario, pues estaba gorda y dura como una piedra. Ensimismado en mis pensamientos pasó un buen rato y me decidí a bajar por aquella escalera de caracol imaginándome la situación en que me podía encontrar a mi mujer.

Al llegar abajo había un pasillo del que se entraba a varias estancias a través de unas puertas con cortinas, pero en las paredes del pasillo había agujeros a diferentes alturas por los que se podía observar lo que pasaba dentro de las habitaciones y al final del pasillo había otra escalera de caracol que iba hacia arriba.

Me acerqué a uno de los agujeros de la primera habitación y pude ver que en ella había la mujer del sofá frente al nuestro que estaba haciéndole una soberbia mamada a uno de los hombres mientras el otro le daba por el culo, la escena era espectacular, pero yo seguí por el pasillo buscando a Marta.

En la siguiente estancia miré por otro agujero y vi a una mujer cabalgando a un hombre mientras otro se pajeaba en un rincón, creí reconocer a la mujer del tanga blanco, bajé la vista al bulto de mi pantalón y seguí buscando.

Pasadas dos habitaciones vacías llegué a la última del pasillo antes de llegar a las otras escaleras, miré por el agujero y me quede asombrado: Marta estaba siendo follada por Carlos mientras otro tío le follaba el culo y ella le mamaba la polla a otro que estaba en pie sobre la cama enorme. Tras mi primera reacción de asombro, empecé a fijarme en la escena y vi que Carlos realmente “calzaba” un buen pollón que estaba haciendo disfrutar a Marta como una posesa por los gemidos que daba, el otro que le estaba dando por el culo era el de la polla larga que antes se la había chupado mi mujer en la sala de arriba y supuse que el otro que estaba de pie sería el otro con el que había hablado a través del agujero de la pared. La escena que estaba presenciando, al margen de lo que ya llevaba durante la noche, hizo que instintivamente mi mano fuese hasta la bragueta de mi pantalón y sacara la hinchada polla para empezar una frenética paja, que no duró mucho, pues debido a la excitación tenía los huevos a reventar de semen, y en pocos minutos tuve una corrida que sacudió mi cuerpo de manera brutal y disparó semen a través del agujero de la pared hasta llegar a darle a mi mujer.

Al notar el impacto del semen miró hacia el agujero de la pared y como si supiese que era yo el del otro lado de la pared aceleró la follada cogiendo un ritmo frenético al tiempo que empezó a tener espasmos provocados por el orgasmo que estaba teniendo, al mismo tiempo Carlos aceleró el ritmo de la follada así como el hombre que le follaba el culo a Marta, culminando ambos en una corrida al unísono uno en el coño y el otro en el culo de Marta.

El hombre que le había follado el culo sacó su ya flácida polla, y del culo de mi mujer, cayó un reguero de semen que siguió hasta los huevos de Carlos pues él aún mantenía su polla en el interior de ella, y el hombre le dijo dándole un pequeño cachete en el culo: “¡Ha sido genial, gracias guapa.!”. Marta no le contestó, entre otras cosas, porque seguía mamándole la polla al otro tipo hasta que tras un gemido, dio varios espasmos corriéndose en la boca de mi mujer.

Marta se sacó la polla de la boca, se incorporó sacándose del coño la polla medio flácida de Carlos, y mirando hacia donde yo estaba, abrió la boca que tenía llena del semen del hombre que se había corrido, la cerró, tragó y la volvió a abrir para demostrar que se lo había tragado todo.

La imagen era impresionante: los tres hombres extenuados por la follada con las pollas caídas y en medio de la escena mi querida mujer de pie en la cama sudorosa con chorros de semen cayéndole del coño y culo mirando hacia mí con una sonrisa en la cara de “victoria”.

Yo estaba al otro lado de la pared perplejo, pero al mismo tiempo excitadísimo, pues mi polla en ningún momento había bajado pese a la brutal corrida. En ese momento Marta bajó de la cama, salió de la estancia y viéndome con la polla mirando al techo, se acercó a mí y dijo: “Qué cariño,¿era capaz, o no era capaz?” y se quedó mirando mi tensa polla y replicó: “¡Vaya, no te la ha bajado la corrida!, pero no te preocupes que vas a tener ocasión de hacerte más pajas esta noche y las venideras, porque…¡¡Has perdido la apuesta!!”, se dio la vuelta y volvió a entrar con los tres hombres.


FIN

Espero vuestros comentarios, y si alguien tiene algún relato cornudo que quiera publicar enviadlo a superlopezmanolo@gmail.com y lo publicaré con mucho gusto.


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